Secoi es una compañía de seguridad contra incendios que inició en el 2004. Sin embargo, los primeros esfuerzos y trazos se han aunado desde hace 40 años. De allí que Gómez la describe como una idea loca que tomaba forma en sus tiempos libres.
Gómez nació en Cali, y desde joven llegó a Manizales con la pretensión de formarse. En sus recuerdos tiene presente la vez que intenta estudiar historiografía en la Universidad de Caldas y después de un año desertó.
De la misma forma, renunció como supervisor de una planta que se llamaba Cauchos Manizales. El argumento siempre fue el mismo “eso no produce plata”.
Como el hijo prodigo, regresó al regazo de su padre Ramón Gómez, un transportador que le dio los primeros alientos en los negocios de ventas de carros. No duraron mucho, porque en pocos meses decidió estudiar arquitectura.
Se prendió la chispa
Con su diploma de arquitecto en la pared, en los años 90, este emprendedor se ganó un puesto como voluntario en el Cuerpo de Bomberos de Manizales. A partir de allí vinieron las capacitaciones y formaciones en diseños, arquitectura y revisión de riesgos. La antesala de lo que hoy lo desvela.
Ese tránsito de sueño a una realidad, lo inició con su hijo y homónimo, Javier Gómez. A sus 25 años y recién graduado de ingeniero químico, lo convenció de hacer tangible esa idea que tomaba fuerza desde que se levantaba. “No quiero trabajarle a nadie, yo quiero que hagamos una empresa” recitó Gómez.
Solo bastaron $100 mil para que padre e hijo registraran en una notaría la firma Secoi. El fundador señaló que los tramites fueron fáciles, pues el sistema administrativo más que una traba, representa un apoyo para el empresario.”Tuvimos que revisar que el nombre de la empresa no existiera, redactar los estatutos de la compañía, luego registrarlos ante una Cámara de Comercio, abrimos una cuenta bancaria, creamos un Registro Único Tributario y solicitamos una resolución para poder facturar, después nos echamos las escrituras al bolsillo”.
Una empresa familiar
Resuelto el asunto legal, en el 2004, Javier y su hijo dispusieron de dos computadores y de los conocimientos para repartirse las labores. Uno se dedicó al área comercial y el más joven a la teoría y el esquema interno de la compañía que diseña, construye, suministra y prefabrica sistemas contra incendios.
Sin embargo, la época de las vacas flacas llegó 6 meses después.”Empezar es muy duro, estábamos quebrados, tanto que perdimos el carro y nos tocó a pie” cuenta Javier frunciendo el ceño.
Un episodio que se resolvió en pocos días, luego de una llamada de la Universidad Nacional, donde les dijeron que requerían de Secoi, la instalación de un sistema de tuberías de fluidos. Este fue su primer contrato.
Llegan a Cali y Medellín
Un año después, el equipo familiar logró un contrato con Colombina, en Cali, y luego con Niza, en Medellín. Este último les dejó buen dinero, recursos que decidieron reinvertir en un punto de venta en la carrera 20, cerca de la estación de bomberos en Manizales.
El empresario indicó que hacer negocio en la capital aún es difícil, porque las oportunidades para hacer empresa son limitadas. Sin embargo, destaca el apoyo y la agilidad que hoy se tiene con la Alcaldía, con la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales y con la Cámara de Comercio. “Por eso es necesario analizar y venderse en otros mercados, formando relaciones y crear una imagen través de las plataformas digitales”, recomendó.
Manizales, carta de presentación
Aunque Javier afirma que antes Manizales era una ciudad egoísta y cerrada, donde los profesionales guardaban con recelo los conocimientos, con el paso del tiempo la ciudad se reivindicó: Secoi empezó a crecer. “La capital es un eje ante el país, un sitio donde los profesionales tienen credibilidad. Nuestros conocimientos y experiencias son bien recibidas en otras partes, ese voto de confianza nos permite sentarnos en la mesa a negociar”.
Pero aquella confianza no lo es todo. Secoi tiene otras 3 sedes en el país (Bogotá, Cali y Medellín). No obstante, su fundador prefirió que fuera Manizales el centro de una compañía que lleva 15 años. Sus razones, comenta, el buen clima, la cultura, las distancias cortas que propician caminatas, la formación y honestidad de la gente, la camaradería, la seguridad, la cultura, sin olvidar las largas y tendenciosas conversaciones en las cafeterías.
“La ciudad nos permite desenvolvernos muy bien administrativamente. El ejemplo está en que nosotros tenemos la fábrica en Manizales, pero crecemos en Medellín, Cali y Bogotá. Hemos salido a países como Panamá, México y Costa Rica”.
La academia como proceso
En el 2015, en una cafetería, un empresario le comentó sobre Manizales Más. Más adelante se ganó un puesto en el programa de emprendimiento Empresas de Alto Potencial.
Javier lo describe como un un espacio muy aterrizado, en el cual se necesita tomar tinto con la gente como pretexto para aprender. Entusiasta, recuerda grandes conferencistas que le brindaron capacitaciones en la línea gerencial, administración y manejo empresarial, que le permitieron crecer sus ventas en el 180%.
Gómez sostiene que rompió varios mitos. “No dudo en afirmar que en Manizales sí se puede creer y crecer”.
En el 2018, la empresa logró vender $2 mil 500 millones entre servicios y productos.
La meta en el 2019 es trabajar con el Modelado de Información de Construcción (BIM), trabajo en construcción en 3D, convirtiéndose entre los líderes en el Eje Cafetero.
Frases
- “Manizales es un trampolín para echar raíces afuera”
- “Salimos a la calle a decir que existíamos, y nos dieron la oportunidad porque teníamos una buena cara y una buena familia”
- “Cuando pretenda hacer negocios, siempre irradie lo que usted es, no lo que quiere ser”
- “Las cosas no le llegan a uno, hay que salir a buscarlas”
- “Crecer no es lineal, es horizontal ”
- “Hay que aprovechar la formación de casa como carta de presentación en otras partes”