Aunque sus orígenes se remontan al siglo XIX, solo hasta 2015 con la creación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU comenzó el auge de lo que en la actualidad se conoce como inversión de impacto.
Este tipo de apalancamiento se traduce en una inversión realizada con la intencionalidad de generar impacto social y medioambiental a la vez que generar rendimiento financiero, considerándose una de las clases de inversión más avanzadas, ya que su propósito es la generación de retorno económico, social o ambiental al mismo tiempo.
En otras palabras se invierte en proyectos empresariales, valores de mercado o empresas relacionadas con la mejora de las condiciones de vida en distintos lugares y la consecución de eficiencia y sostenibilidad.
Es así como surge ALIVE una compañía administradora de fondos para atender la brecha de financiación que existe en la región para emprendimientos de impacto en etapas tempranas de crecimiento. Uno de sus objetivos es incentivar a más inversionistas locales para que prioricen tanto el retorno de inversión como la generación de impacto. ALIVE invierte en empresas que están impactando a los beneficiarios en toda América Latina.
De acuerdo con el portal http://www.economipedia.com este tipo de inversiones cuentan con las siguientes características:
- Carácter cuantificable: Toda inversión mantiene su formalidad y necesidad de contar con un detallado proyecto, unos costes estimados y un potencial resultado.
- Motivación positiva: Estas acciones inversoras son desarrolladas con asuntos relacionados con la reputación.
- Resultados marcados: El éxito de la inversión va más allá del plano numérico o económico, pues tiene en cuenta otros hitos a nivel reseñable o de influencia en la sociedad.
- Sectores de oportunidad: Estas inversiones están presentes en sectores como la energía renovable, la localización de agua potable, la repoblación de espacios naturales o el comercio justo, bio y sostenible.
- Rendimiento potencial: Si bien el objetivo es social, también se persigue la consecución de rentabilidad a la hora de apostar por estas inversiones.
Acceder a un tipo de inversión de impacto depende en gran medida en la intencionalidad del proyecto o emprendimiento para solucionar problemas identificados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y, por otro, que esas soluciones generen un impacto social y/o medioambiental positivo que se pueda medir.
Una de las claves que facilita a este tipo de inversiones es la medición del impacto que la empresa genera en el ámbito social y/o medioambiental, ya que permitirá gestionar recursos si la inversión cumple con las expectativas.
De acuerdo con expertos, una estrategia de impacto cuenta con una serie de dimensiones que permiten medir la gestión, con el fin de además de informar en línea con los estándares globales.
Marco de Impacto:
Principalmente, el fondo rastrea métricas de impacto específicas de la industria, utilizando las Cinco Dimensiones de Impacto del Proyecto de Gestión de Impacto para guiar su enfoque de medición de impacto.
Los objetivos globales:
A través de sus inversiones en empresas de alto impacto, el fondo realiza un seguimiento de su alineación y contribución al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
PRI de las Naciones Unidas:
ALIVE alinea su proceso de inversión y monitoreo con los principios de inversión Responsable de las Naciones Unidas, un marco internacional ampliamente reconocido.
“Se estima que entre 2015 y 2019 las inversiones de impacto crecieron en América Latina un 20%” Global Impact Investing Network.
ALIVE fue invitada al espacio “Cash Flash” promovido desde Manizales Más y con el cual se busca presentar a los integrantes de nuestro ecosistema empresarial temas de actualidad sobre diferentes modelos de financiación de negocios en el ámbito mundial.
Para conocer más detalles sobre la inversión de impacto, los invitamos a consultar: https://www.alive-ventures.com/es/impact
Redacción: Adriana Salazar Villegas
Comunicadora Social y Periodista